No podemos entender una infancia sin dibujos. El dibujo ayuda a
desarrollar procesos de representación en el espacio, de organización
visoespacial y en el control motriz. Pero además, es la proyección de los
miedos y de las emociones. Por eso el dibujo en educación primaria debe
entenderse como una herramienta para conseguir desarrollar dimensiones
cognitivas, afectivas, expresivas y creativas en el alumno, que les sirva como
otra forma de comunicación.
Sin embargo, en la escuela se tiende a considerar que “dibujar bien” es
hacerlo conforme a un lenguaje realista o naturalista, y se orienta el dibujo
al perfeccionamiento, por lo que cualquier otro tipo de expresión gráfica puede
considerarse “dibujar mal”.
Si consideramos el dibujo como la única forma de enseñar al niño a
observar la realidad, estaremos limitando la capacidad creativa que todos
tienen. Sí es cierto que los niños deben aprender a dibujar, igual que aprenden
a escribir. Pero no debemos utilizar el dibujo únicamente como forma de
“copiar” la realidad que nos rodea. El dibujo en la escuela debe ser planteado
como una forma de expresión. Expresión en el sentido más amplio, no sólo se dibujan
cosas materiales, sino también podremos representar con el dibujo conceptos
inmateriales como sensaciones, recuerdos, olores, sentimientos…
Fontal, O., Marín, S. y García, S. (2015, pp. 24-25) nos plantean una
actividad para reflexionar sobre las finalidades y posibilidades del dibujo:
Dibujamos cuatro cosas ¿sencillas?
Planteemos un sencillo e interesante ejercicio que nos ayude a
visualizar este proceso. Tomemos un folio en blanco, que dividiremos en cuatro
partes iguales, mediante una cruz central. En el primer cuadrante dibujaremos
una casa. En el segundo cuadrante el miedo. En el tercero representaremos la
muerte y, por último, en el cuarto cuadrante nos dibujaremos a nosotros mismos.
(…) ejercicios como el propuesto nos ofrecen posibilidades para entender,
de una forma práctica y sencilla, que hay muchos más aspectos en juego que la
base del dibujo y, en consecuencia, esta no ha de ser ni la única ni la
principal enseñanza en la materia.
Con este tipo de actividades no sólo hacemos dibujo, sino que hacemos
ejercicios de expresión y de representación. Además, el alumno puede sentir lo
difícil que puede resultar representar lo intangible. No se trata de “copiar”
nada, sino simplemente de expresar algo; educaremos para que se respete la
forma de expresión de cada uno, es decir, estaremos al tiempo educando en
valores.
Una actividad similar, la realizamos en clase. En los cuadrantes del
folio debíamos dibujar una casa, la felicidad, mi retrato y el abismo.
Este fue el resultado:
No hay comentarios:
Publicar un comentario