miércoles, 14 de febrero de 2018

Dibujando sentimientos


No podemos entender una infancia sin dibujos. El dibujo ayuda a desarrollar procesos de representación en el espacio, de organización visoespacial y en el control motriz. Pero además, es la proyección de los miedos y de las emociones. Por eso el dibujo en educación primaria debe entenderse como una herramienta para conseguir desarrollar dimensiones cognitivas, afectivas, expresivas y creativas en el alumno, que les sirva como otra forma de comunicación.

Sin embargo, en la escuela se tiende a considerar que “dibujar bien” es hacerlo conforme a un lenguaje realista o naturalista, y se orienta el dibujo al perfeccionamiento, por lo que cualquier otro tipo de expresión gráfica puede considerarse “dibujar mal”.

Si consideramos el dibujo como la única forma de enseñar al niño a observar la realidad, estaremos limitando la capacidad creativa que todos tienen. Sí es cierto que los niños deben aprender a dibujar, igual que aprenden a escribir. Pero no debemos utilizar el dibujo únicamente como forma de “copiar” la realidad que nos rodea. El dibujo en la escuela debe ser planteado como una forma de expresión. Expresión en el sentido más amplio, no sólo se dibujan cosas materiales, sino también podremos representar con el dibujo conceptos inmateriales como sensaciones, recuerdos, olores, sentimientos…

Fontal, O., Marín, S. y García, S. (2015, pp. 24-25) nos plantean una actividad para reflexionar sobre las finalidades y posibilidades del dibujo:

Dibujamos cuatro cosas ¿sencillas?
Planteemos un sencillo e interesante ejercicio que nos ayude a visualizar este proceso. Tomemos un folio en blanco, que dividiremos en cuatro partes iguales, mediante una cruz central. En el primer cuadrante dibujaremos una casa. En el segundo cuadrante el miedo. En el tercero representaremos la muerte y, por último, en el cuarto cuadrante nos dibujaremos a nosotros mismos.
(…) ejercicios como el propuesto nos ofrecen posibilidades para entender, de una forma práctica y sencilla, que hay muchos más aspectos en juego que la base del dibujo y, en consecuencia, esta no ha de ser ni la única ni la principal enseñanza en la materia.

Con este tipo de actividades no sólo hacemos dibujo, sino que hacemos ejercicios de expresión y de representación. Además, el alumno puede sentir lo difícil que puede resultar representar lo intangible. No se trata de “copiar” nada, sino simplemente de expresar algo; educaremos para que se respete la forma de expresión de cada uno, es decir, estaremos al tiempo educando en valores.

Una actividad similar, la realizamos en clase. En los cuadrantes del folio debíamos dibujar una casa, la felicidad, mi retrato y el abismo.
Este fue el resultado:


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